La cerveza que inventó la cerveza rubia. En boca tiene un gusto inicial con toque chispeante en la punta de la lengua. Sabor a miel y nueces. Carácter de grano tostado y malteado, ligeramente dulce.En boca el amargor crece rápidamente, equilibrado por un sabor a caramelo y a nuez con un sutil dulzor cremoso.En garganta permanece el toque amargo junto con el sabor a malta en un cuerpo cremoso. Casi una sensación parecida a la cera. Deja un regusto distinto y agudo gusto amargo, mezclado con el agridulce caramelizado.Aroma de agridulce fragancia de madreselva (dado por el especial lúpulo Saaz). Se trata de una cerveza que logra el perfecto equilibrio entre su dulce malta y un gusto final un poco amargo.Inicialmente, las cervezas checas eran de color castaño y en su mayoría turbias, hasta el 4 de octubre de 1842, cuando el maestro cervecero bávaro Joseff Groll fue contratado por la ciudad de Plzen par elaborar una cerveza rubia en la cervecera del municipio, para poder rivalizar con las cervezas provenientes de Viena.Groll creó una cerveza fresca, transparente y dorada, coronada por una espuma blanca y compacta, que por su especial proceso de elaboración y calidad de los ingredientes ha conseguido mantenerse con el paso del tiempo como la cerveza de referencia por su sabor y color característico.Su excelente calidad está en el triple proceso especial de cocción a fuego, su lenta fermentación, la baja tasa de CO2 y la exclusiva utilización de recipientes de cobre.La excelente calidad de las materias primas, utilizando agua blanda de Plzen, elaboración de la malta con cebada selecciona checa, lúpulo aromático Saaz y la genuina levadura H.El resultado es un sabor único y especial, con un delicioso toque de malta en el paladar y, al mismo tiempo, un gusto suave y digestivo que hacen de ella una cerveza fácil de degustar, al estar poco carbonatada.Su temperatura idónea de consumo es a 7ºC